Lila
es una perra teckel negra que me regala su amistad todos los días. URI, en cambio, es una diosa: es la Unicornia Rosa Invisible.

De vez en cuando URI le hace alguna revelación a Lila -vaya Vd. a saber por qué- y Lila,
si le parece, me cuenta lo que cree haberle entendido a URI mientras paseamos por la Dehesa de la Villa. Yo me limito a transcribir en este blog algunas de estas fantasías perrunas. Para mí es un ejercicio de expresión escrita sin otro objeto que dar forma a las ideas informes que circulan por las cabecitas de los perros; ideas que, por otra parte, los perros no suelen contarnos a menudo, puede que por educación... o por prudencia; o porque no son muy habladores, o porque no les prestamos atención. ¡Yo qué sé!

Tú, lector, no tienes por qué sentirte obligado a leer estas monsergas; si lo haces, quedas advertido de que las revelaciones de la diosa URI, aunque sean indirectas, o quizás por eso, pueden causar daños irreversibles en el intelecto.

1 de diciembre de 2010

SIDA

- URI, hoy he visto en la televisión que es el día mundial de la lucha contra el sida. ¿Qué es el sida, URI? ¿Por qué tenemos que luchar contra esa cosa?
- El SIDA es una enfermedad provocada por el virus VIH, que ataca sólo a los humanos y a algunos grandes simios, y que se transmite por el intercambio de ciertos fluidos corporales como la sangre, el semen, las secreciones vaginales y la leche materna. Para mayor desgracia, es una enfermedad que puede contraerse y permanecer asintomática durante cierto tiempo, por lo que el individuo que la contrae puede transmitirla a otros sin saberlo.
- ¡Uf! Menos mal que no tiene nada que ver con los perros ¿Y es muy grave?
- Sí, Lila, es muy grave. El virus VIH, que es un retrovirus, es decir, una simple cadena de ARN encapsulada, al penetrar en el torrente sanguíneo de un ser humano, lo que hace es adherirse a los linfocitos y penetrar en su interior, donde se transcribe en ADN y se inserta, a cuntinuación, en el propio ADN del linfocito. Desde esta posición ,la copia del VIH se reproduce, generando nuevos virus y destruyendo al linfocito que lo alberga. Los nuevos virus generados atacarán nuevamente a otros linfocitos y así sucesivamente. Como los linfocitos son las células que se encargan de defender al organismo del ataque de las enfermedades, su destrucción sistemática disminuye drásticamente estas defensas, por lo que el individuo se debilita más y más y muere, finalmente, infectado por cualquier enfermedad común, como la neumonía.
- ¿Y no hay cura o vacunas o algún remedio, URI?
- No Lila, no. Hasta hoy, no hay cura ni vacunas. No obstante, en los países desarrollados, existen tratamientos que mitigan la enfermedad convirtiéndola en una enfermedad crónica, más llevadera, permitiendo a los enfermos tener buena calidad de vida y vivir mucha años. Pero en los países subdesarrollados, ¡ay, Lila, eso es otra cosa!; en estos países, los enfermos y los gobiernos carecen de los recursos económicos necesarios para comprar las medicinas y tampoco cuentan con las infraestructuras sanitarias adecuadas; para ellos, el sida, combinado con la miseria y el hambre, es una enfermedad mortal.
- ¿Y que puede hacerse para luchar contra el sida?
- Muchas cosas, pero pregúntale a tu amo, que te lo contará muy bien... Perdóname, Lila, pero es que a mí me cansan un poco las miserias humanas.
- ¿A qué te refieres?
- Pues a que hay instituciones humanas -y digo bien, HUMANAS-, por más que se proclamen divinas, como la Iglesia Católica, que no aceptan la utilización de los condones en las relaciones sexuales, ni siquiera para prevenir la propagación del sida. En consecuencia,  no aceptan colaborar con las organizaciones sanitarias internacionales en las campañas para la difusión de la utilización del condón en los países subdesarrollados.
- Y ¿porqué lo hacen, URI? ¿Como es posible semejante falta de caridad, de piedad y de misericordia?
- Pues, Lila, porque anteponen otros valores morales a la prevención del contagio del sida.
- ¿Y qué valores son esos tan importantes, más importantes que la vida de las personas?
- Pues, por ejemplo, la vida misma, según ellos; mejor dicho, la propagación de la vida.
- ¿Estamos ante otra paradoja, URI? ¡Mira que a mí las paradojas religiosas me traen a mal traer!
- Bueno, pues sí. Así es, te guste o no.
- ¿Y cómo es eso, URI? A ver, explícamelo: mira que yo soy sólo una una perrita tekel con las patitas muy cortas... y mis neuronas tampoco llegan muy allá...
- Bueno, Lila, pues es fácil de explicar. Mira: los mandamases católicos de la raza humana argumentan que los condones evitan la concepción de nuevas vidas; y eso no es admisible según el esquema de valores de Iglesia Católica.
¿Morirán de sida?
- URI, pero el sida, según me has explicado, mata sobre todo en los países más pobres, es decir en los países en que ni siquiera tienen para comer. O sea que, si te he entendido bien, la Iglesia Católica, al defender ante todo la propagación de la vida, no le importa que los hombres, las mujeres y los niños de los paises pobres puedan morir de sida... o de hambre, si sobreviven al sida.
- Así es, Lila. Parece como si a la Iglesia Católica lo que le importara de verdad fuera mantener el principio moral de "la propagación de la vida" por encima de "la vida" misma. Un "sostenella y no enmendalla", como decían los antiguos.
- Parece entonces, URI, si lo que me explicas es cierto, que la Iglesia Católica es más el tenebroso imperio del ¡viva la muerte! que del imperio del "viva la vida". A mí eso me da miedo...
- Ya te lo advertí antes, Lila, ya te lo dije... Los dioses, yo particularmente, estamos cansados de tantas tropelías y de tantas miserias ocasionadas por los hombres "en nombre de la religión", es decir, en nuestro nombre.
- Y ¿porqué no hacéis algo vosotros, los dioses, que todo lo podéis?
- Lila, ya te he dicho en otras ocasiones que los dioses NO INTERVENIMOS JAMÁS en el desarrollo de los acontecimientos sociales, personales o naturales por graves que estos sean, porque si lo hiciéramos ocasionaríamos el mayor de los desequilibrios: la injusticia de favorecer a una de las partes. Los hombres son los que deben afrontar sus problemas por sí mismos, sin intermediarios divinos.
- Entonces, URI, qué pintan todas esas religiones, todos esos sacerdotes, todos esos fieles impetrando contínuamente el favor de algún dios?
- Eso, Lila, pregúntaselo a ellos, que yo ya he hablado bastante.

1 comentario:

JMBA dijo...

Seve, cuánta razón tiene URI. Daría asco, si no diera pena, la posición (ciega y sorda) de la Iglesia Católica en este tema.

Parecería absurda, si no fuera tan tozuda.

Un abrazo, Seve.
José María