
- Jolín, Uri, aún no me se me ha ido el sopor de la siesta y me vienes con revelaciones. ¿Que quieres decirme? ¿Tienes algo importante que transmitirme para que se lo cuente a mi amo, o es que te gusta fastidiar? Venga, dale...
- No, nada. Que simplemente me ha dado por echar un vistazo a la Constitución española para ver cuantas veces y dónde se cita la palabra "nación" en referencia a la Nación española.
- Y...
- Pues resula que se cita sólo dos veces, una en el Preámbulo y otra en el Artículo 2º del Título preliminar, casi como en el Estatuto catalán.
- ¿Y qué se dice?
- No mucho. El Preámbulo, que ya sabemos que no tiene validez jurídica, dice "La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de: etc.". El Artículo 2º del Título Preliminar, que ya es más serio, dice "La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas."
- Bueno, ¿y qué me quieres decir?
- Nada en particular; simplemente que la Constitución española da por sentado que España es una nación, que ésta es indisoluble e indivisible, y que esta cualidad es, precisamente, el fundamento de la Constitución.
- Uri, no sé si estoy un poco lenta a estas horas, o si es que no estoy capacitada para entender a una diosa, pero no sé a qué viene esta revelación.
- No, nada. Es que me parece que algunos españoles olvidan lo esencial: dentro de la Constitución española, tal como está redactada, no hay, ni puede haber, más que una nación jurídicamente hablando: la Nación española. Si se quiere hablar de otras naciones dentro de la Nación española (España como nación de naciones, o lo que sea), ésto no puede hacerse desde el contexto de un estatuto de autonomía. Esto sólo es posible hacerlo cambiando la actual Constitución. No pasa nada: Leonor, la princesita, tampoco podrá reinar si no se cambia la constitución, para abolir la injusta ley sálica; tampoco los republicanos pueden ser felices con la actual constitución; y así unas cuantas cosas más. Me parece que se les está amontonando el trabajo a los políticos y no les veo muy capaces de asumir tamaña tarea. Estoy preocupada...
- Lo que tu digas, mi diosa.